A.’.L.’.G.’.D.’.G.’.A.’.D.’.U.’.
Trabajo de Buril “EL PADRE NUESTRO”
Comp.’. Mas.’. de la Resp.’. Log.’.Simb.’. UNIÓN Y FUERZA no. XXI
Padre Nuestro:
Tú que estás sobre todas y en todas las cosas, ! Antes que sus causas y
tras sus efectos, ! En un Infinito que lo abarca todo! Lo uno y lo diverso.
Padre Nuestro que estás inmanente en el Todo: Arriba y abajo; muy alto en
el cenit! Muy bajo en la hondura, bajo nuestro suelo! Aunque el hombre te adore
en la altura, Cuando ignora que en ella navega “su mundo”; Que estamos flotando
en el cielo.
Cada cual santifica Tu Nombre Según su potencia de conocimiento: Según lo
que alcanza Con la inteligencia o con el sentimiento! Poderes benditos que nos
van acercando al Misterio Tras el cual te escondes mientras progresamos En la
ruta infinita del tiempo.
¡Sea venido a nosotros Tu Reino: Por estar en él “somos”; en él
“existimos”, Bajo todas las formas de vida que tú has deparado, En cadena sin
fin de experiencias, Anhelos, herencias y cambios de estado; Juez omnipotente De
causas primeras y causas finales, ¡Contingencias de libre albedrio En circuitos
de leyes fatales! Fluir aparente de luces y sombras, De bienes y males, Siempre
relativos Y convencionales, ¡Pero que nos ligan a lo trascendente! Así yo
concibo Tu Reino Con mil horizontes, moradas y planos; Reinando por todo tus
leyes, Creándolo todo Tus manos; Siendo Tú el venero De lo Bueno, lo Bello y lo
Justo, Que es lo Verdadero.
Y así se encadena Tomando sentido moral y fecundo La vida terrena: “Estar
en el mundo De tres dimensiones” Donde nos acucian oscuros problemas, y grandes
miserias y bajas pasiones, Para “ser” más allá de ese mundo; En el otro reino
que viene o que espera, En el cual la vida sigue mansamente Su eterna carrera.
Hecha está Tu Voluntad, Así en la Tierra como en el Cielo: Por doquier
asoma, Por doquier la vemos, Cuando alumbran buscando el arcano Las luces
inquietas del entendimiento. El pan nuestro nos distes por siempre, Providente y Bueno,
Antes que naciera en el “homo sapiens” Y en la bestia humilde El imperativo de hacer
que comerlo. Más, aunque lo diste con pródiga mano, Has determinado, para que
fuera “nuestro”, Que cada uno gane, con trabajo propio, Pan para su alma y pan
que nutra el cuerpo. Yo sé que a tus ojos Están perdonadas mis deudas; Que
todas mis culpas.
No son más que formas de yerro: Ignorancias que iré cancelando Amando y sufriendo,
Mientras subo la escalera gloriosa Del “semper ascendens”; La ruta bendita de
luz y progreso Donde sacrificas a todos los seres Que pueblan los mundos Que
van por los cielos. ! Y en ese camino, Donde se proyecta todo mi futuro, Y está
mi pasado y vive lo eterno, Cuanto más alcanzo, Más te entiendo, Tanto más
perdono las ajenas deudas, Tanto más disculpo el error ajeno. ! Déjame caer en
tentación de pecados, Que pueda medirlos mi discernimiento; Que al librarse de
ellos, Por mi propio motivo y esfuerzo, Podré demostrar ante mí y ante todo
otro ser, Que, al orar, He sabido sentir, meditar y querer; Que dentro de mí Hay
un ente que “sabe creer”. Haz que mis hermanes mayores Me libren del mal Cuando
yo no pueda valerme y vencerme. ! Seres de otro plano, entes de otro cielo, Que,
obrando en Tu nombre, Puedan influir en las cosas del suelo. ¡Señor! que me
ayuden. Yo a mi vez prometo En plan solidario, Auxiliar a aquellos que lo necesiten,
Mientras pueda prestarles Mi brazo o mi mente, ayuda o consejo. ¡Sea así! Que
se cumpla Tu ley, Sempiterno instrumento del bien; La que da a cada Uno lo
suyo, Conforme a sus obras y según su grado.
Por siglos de siglos, ¡Amén!
COMP.’. MAS.’.
EVERARDO CERECERO MARTINEZ
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