Viene del hebreo, _K'rub_ en singular y _K'rubim_ en plural.
Los querubines serían una especie de dioses de segunda categoría.
Las escrituras narran que luego del evento de Adán, cayendo en "pecado", Jehová colocó un querubín armado con una espada de fuego, custodiando el camino que conducía al Edén, donde estaba ubicado el Árbol de la Vida, conservado rigurosamente luego del robo de uno de sus frutos por la serpiente.
La espada del querubín es reproducida por la espada flamigera masónica.
Sobre el Arca de la Alianza, en el Propiciatorio, se colocaron dos Querubines, símbolo de vigilancia y guardia.
El profeta Ezequiel describe en detalle a los querubines como seres alados, de intensa luminosidad, con cuatro caras de animales; verdaderos "monstruos sagrados", llenos de poderes.
En la Corte Celestial, los querubines ocupan la tercera posición.
Al ser considerados "seres increados", comprender su existencia se vuelve muy difícil; desde la Corte Celestial, los Ángeles son los seres más cercanos a los hombres, con quienes contactan.
Se conocen innumerables casos, además de los descritos en las escrituras, de contacto con estos misteriosos seres.
La masonería, en el cuarto grado filosófico, admite la presencia del Arca de la Alianza, como símbolo; por tanto, admite la presencia en el templo de los querubines como símbolo de "vigilancia permanente".
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