Tiene su origen en el hebreo y arameo _rabbi_ modernizado hoy como _ "rabbi" _, con el significado de "mi Señor"; fue el título que le dieron los discípulos a Jesús.
Los “enemigos” libres de la masonería (Willam Schnoebelen, con su Libro _La masonería al otro lado de la luz_), critican el hecho de que los masones tengan el título de Maestría, ya que este título sería prerrogativa de Jesús, por lo tanto, habría, de la masonería, profanación y usurpación.
Nada más infantil, ya que siempre ha existido una Escuela de Máster, el Máster Universitario y el título de Máster que se otorga a quienes sobresalen en alguna materia científica.
En la masonería, dado que no es una religión, el uso de la palabra Maestro no entra en conflicto con el cristianismo; es una nomenclatura inocente, que nunca tuvo la intención de identificarse con Cristo, a quien la masonería venera como una divinidad, especialmente en partes del mundo donde predomina el cristianismo.
Incluso en música, el director se llama “director”, que en italiano significa Mestre, y nadie se ha atrevido jamás a hacer comparaciones tan tontas como el mencionado William Schnoebelen.
Para designar a Dios, la masonería usa las expresiones: Señor y Gran Arquitecto del Universo, como podría usar tantas otras, incluido el nombre de Jehová mismo atribuido a “Yo soy”.
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