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LAS TRINIDADES




TRAZADO DE ARQUITECTURA “LAS TRINIDADES”

Trinidad, con raíz etimológica en el término latino TRINITAS, TRINUM, es un concepto que se emplea en el cristianismo para nombrar al trio de personas divinas que existen en una misma esencia, es el primer número impar puesto que se compone de la unión de tres unidades.

Históricamente sabemos que entre los primeros pobladores, el tres era el más sagrado de los números, a pesar de ser una figura aritmética. El filósofo griego Platón lo consideraba como la imagen del Ser Supremo en sus tres personalidades: la material, la espiritual y la intelectual. Y el también filósofo griego Aristóteles, sostenía que el tres contiene al principio, al medio y al fin, lo cual para él era el símbolo de la perfecta armonía.

En la mitología griega y romana se consideraba al número tres como el principal atributo de seres legendarios como, por ejemplo, que el rayo de Jove o Tritón era tridente, que el astro rey tenía tres nombres: Sol, Apolo y Líber, que al satélite nocturno se le designaba de tres maneras: Luna, Diana y Hécate, así como también que había tres furias, las tres Parcas o personificaciones del destino, que influían en el ánimo de los humanos.

De la misma manera los druidas, sacerdotes celtas del siglo VI a.C., consideraban al número tres como de gran influjo dentro de sus prácticas sagradas. Y los mitras, practicantes de una religión de origen persa adoptada por los romanos en el año 62 a.C., suponían que el Empíreo, el más alto de los cielos, una región de luz purísima según la teología medieval, se sostenía por medio de tres inteligencias: Ormuz, Mitra y Mitras. 

Y así sucesivamente, a la cifra tres se le han venido atribuyendo un carácter místico a través de las edades históricas.

Existen tríadas de dioses desde la antigüedad histórica, posiblemente por el mencionado carácter místico que algunas culturas han asignado al número tres. Incluso en la India existe un concepto parecido, la trimurti, que alude a: SHIVA, VISNÚ, BRAHMÁ.

En el año 215 d.C. el escritor y líder religioso Tertuliano, fue el primero en usar el término Trinitas o Trinidad. Anteriormente, Teófilo de Antioquía ya había usado la palabra griega trias, que equivale a triada, en su obra “A Autolico” (180 d.C.) para referirse a Dios, su Verbo (Logos) y su Sabiduría (Sophia). Tertuliano diría en “Adversus Praxeam II” que los tres son uno, por el hecho de que los tres proceden de Uno por unidad de substancia.

La formulación un solo Dios en tres personas no quedó firmemente establecida, como tampoco fue asimilada por completo en la vida cristiana ni en su confesión de fe, con anterioridad al siglo IV d.C. Pero es precisamente esta formulación la que originalmente reclama el título de dogma trinitario. Entre los Padres 

Apostólicos no había existido nada que, ni siquiera remotamente, se acercara a tal perspectiva.

La definición del Concilio de Nicea fue la de afirmar que el Hijo es consustancial con el Padre. Esta formulación fue cuestionada, y la Iglesia pasó por una generación de debates y conflictos, hasta que la fe de Nicea fue reafirmada en Constantinopla en el 381 d.C.

En Nicea toda la atención fue centrada en la relación entre el Padre y el Hijo, y no se hizo ninguna afirmación similar acerca del Espíritu Santo. Pero en el 381 d.C. en Constantinopla se indicó que el Espíritu Santo es adorado y glorificado junto con el Padre y el Hijo, sugiriendo también que era consustancial a ellos. Esta doctrina fue posteriormente ratificada en el Concilio de Calcedonia en el 451 d.C., sin alterar la substancia de la doctrina aprobada en Nicea en el 325 d.C.

La antigua Iglesia hispánica de los siglos IV al VII d.C. enseñó magníficamente la fe trinitaria, sobre todo en los diferentes Concilios de Toledo que se celebraron en dicha época. De su liturgia procede el prefacio propio de esta solemnidad. Es consolador saber que Dios es uno solo, pero no solitario, amor puro que solo busca darse forma creadora y llevarnos a participar en su unidad vital eterna (VI Concilio de Toledo, 638 d.C.). Sin embargo, la devoción a la Santísima Trinidad se inició en el siglo X d.C. y, a partir de esa época, se fue también difundiendo su celebración litúrgica, entrando en el calendario romano en el año 1,331 d.C.

Si bien desde el comienzo del cristianismo la oración litúrgica se ha dirigido al Padre, por mediación del Hijo y en el Espíritu Santo, lo importante de esta celebración es el hecho de honrar específicamente a Dios sin tener como motivo para ello un acontecimiento salvífico ni la memoria de un santo. Se trata de profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad, y adorar su unidad todopoderosa.

Para explicar este gran misterio de la Santísima Trinidad existen ciertos símbolos que son entendibles a nuestra razón:
·         Triángulo: Cada uno de los vértices es parte del mismo triangulo y, sin embargo, cada uno es distinto.
·         Vela encendida: La vela, en sí misma, simboliza al Padre. La cera que escurre es el Hijo, que procede del Padre. La llama encendida es el Espíritu Santo. Los tres forman parte de la vela, pero son distintos entre sí.
·         Trébol: Cada una de las hojas del trébol son distintas entre sí, pero las tres hojas forman parte de la misma flor.
·         Señal de la Cruz: Cada vez que hacemos la señal de la Cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos el misterio de la Santísima Trinidad al mencionar el nombre de las tres divinas Personas.
o    En el nombre del Padre: Ponemos la mano sobre la frente señalando el cerebro, que controla todo nuestro cuerpo, recordando con ello en forma simbólica que Dios es la fuente de nuestra vida.
o    Del Hijo: Colocamos la mano en el pecho, donde está el corazón, que simboliza al amor. Recordamos con ello que por amor a los hombres, Jesucristo se encarnó, murió y resucitó para librarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.
o    Del Espíritu Santo: Ponemos la mano en el hombro izquierdo y luego en el derecho, recordando que el Espíritu Santo nos ayuda a cargar con el peso de nuestra vida, ya que el Espíritu nos ilumina y nos da la gracia necesaria para vivir de acuerdo a los mandatos divinos.

Santo Tomás de Aquino usaba la siguiente descripción para ilustrar el misterio de la Trinidad: Todo ungido presupone por lo menos tres elementos: el que unge, el ungido y la unción. Siendo Jesús el Mesías, el Cristo, es decir, el ungido de Dios, podemos hacer referencia a tres personas: El que unge es Dios Padre, el ungido es Dios Hijo, la unción es Dios Espíritu Santo.

UNO es la unidad de base o de referencia de las matemáticas, y de los valores espirituales y materiales. Sobre todo, es el símbolo del DIOS CREADOR, significa: EL COMIENZOel punto de partida. Anuncia la soledad, el aislamiento en el éxito, pero también el egoísmo y el egocentrismo.

DOS es el símbolo de la pareja, del par y de lo doble, que contienen en sí mismo su positivo y su negativo, su Bueno y su Malo, su Femenino y su Masculino. Tradicionalmente, el 2 se opone al 1 (Tauro opuesto a Escorpión, Géminis opuesto a la flecha de Sagitario, etc.), pero también puede completarlo para formar el 

TRIANGULO SAGRADO, la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es el auxiliador del primero: es la mujer que se eclipsa ante su marido, siempre aportándole su ayuda y su consuelo; es el servidor fiel y devoto al Señor; es aquel que, con su propio oscurecimiento, su fidelidad y su constancia, favorece los resultados de la empresa comenzada.

TRES es el símbolo de la Santísima Trinidad. Está formado por + 2. Es el resultado de la pareja: Marido + Mujer, uniéndose para formar al niño; Bien + Mal, para formar la Verdad, es, por consiguiente, un resultado, y se puede considerar que significa el equilibrio de las fuerzas buenas y malas que rigen el Universo. Esto es, el retomo a la calma y a la paz después de un confuso período de alegrías y tristezas. Si hubiese que representar el número 3, podría hacerse mediante una curva gráfica pasando del negativo al positivo, o a la inversa, para desembocar en la línea mediana de equilibrio. Mas la representación más cercana del número 3 en toda su significación esotérica es un triángulo perfecto «material»; es decir, descansando sobre su base y lanzando su vértice hacia el cielo. Entonces es el símbolo de la Perfección material en su primera etapa, puesto que lo que está hacia Abajo representa lo «Material» y lo que está hacia Arriba representa lo «Espiritual».

I. Padre Hijo Espíritu Santo Un solo Dios
 II. Esencia Existencia Sustancia Un solo Ser
III. Sujeto Verbo Objeto Un solo Entendimiento
IV. Pensamiento Palabra Cumplimiento Una sola Voluntad
V. Soporte Principio Finalidad Una sola Dirección
VI Apoyo Potencia Radiación Una sola Energía
VII. Absoluto Relación Infinito Un solo Movimiento
VIII. Unidad Correspondencia Universalidad Una sola Eternidad
IX. Centro Diámetro Circunferencia UN solo Cielo, o Ciclo
X. Universo invisible Humanidad anfibia Universo visible Una sola Revelación

M.’.M.’.
EVERARDO CERECERO MARTINEZ

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