Las Sagradas Escrituras contienen 150 Salmos recogidos en un libro;
La palabra Salmo tiene origen griego y significa un poema cantado y acompañado de instrumentos musicales.
En hebreo, este libro se llama _Sepher Tehilim_, que significa Libro de alabanza.
Setenta y tres salmos se atribuyen al rey David; doce a Asaf; dos al rey Salomón, uno a Moisés, uno a Ethan; y doce a los hijos de Coré.
El Libro de los Salmos describe, como alabanza, la creación y otros eventos históricos, comenzando con la creación y terminando con el cautiverio. Otros tratan con la gloria de Jerusalén y su gran templo, tanto en pasado como en futuro; otros son proféticos
Los salmos se cantan; el sacerdote le da a cada salmo una entonación diferente. Cantar demuestra el valor de los sonidos, que son vibraciones que penetran a los que escuchan.
Algunos salmos, como el 133, se usan en ceremonias masónicas en la apertura del Libro Sagrado.
El Orador o capellán (según el rito) toma el Libro en sus manos y lo lee, prestando a su voz todo sentimiento, respeto y veneración.
El Salmo 133 comienza: "Oh, qué bueno y agradable es para los Hermanos vivir en unidad".
La palabra Salmo tiene origen griego y significa un poema cantado y acompañado de instrumentos musicales.
En hebreo, este libro se llama _Sepher Tehilim_, que significa Libro de alabanza.
Setenta y tres salmos se atribuyen al rey David; doce a Asaf; dos al rey Salomón, uno a Moisés, uno a Ethan; y doce a los hijos de Coré.
El Libro de los Salmos describe, como alabanza, la creación y otros eventos históricos, comenzando con la creación y terminando con el cautiverio. Otros tratan con la gloria de Jerusalén y su gran templo, tanto en pasado como en futuro; otros son proféticos
Los salmos se cantan; el sacerdote le da a cada salmo una entonación diferente. Cantar demuestra el valor de los sonidos, que son vibraciones que penetran a los que escuchan.
Algunos salmos, como el 133, se usan en ceremonias masónicas en la apertura del Libro Sagrado.
El Orador o capellán (según el rito) toma el Libro en sus manos y lo lee, prestando a su voz todo sentimiento, respeto y veneración.
El Salmo 133 comienza: "Oh, qué bueno y agradable es para los Hermanos vivir en unidad".
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