TRAZADO DE ARQUITECTURA “CONOCERSE A UNO MISMO: EL
PENSAMIENTO”
09 DE AGOSTO DE 2019 E.´.V.´. 8 DE AV DE 5779
El Ser Pensante o el Pensador es el primer Ministro del Íntimo,
en el Reino del Hombre, que tiene a su cargo el mundo del pensamiento y sus
modalidades corno la meditación, concentración e imaginación, etcétera. El ser
humano se imagina como piensa, piensa como siente y siente como desea; de esta
regla se deduce que para pensar bien debemos tener buenos deseos y buenos
sentimientos.
La imaginación es el pensamiento sostenido que fortalece
la voluntad que puede dominar, sin dificultad, la naturaleza física, dirigida
por el YO inferior y en corto tiempo alcanza el hombre el conocimiento de la
verdad por la Unidad. El hombre de fuerte imaginación puede escudriñar el
misterio del alma y los poderes latentes en su Intimidad.
Quien logra dominar su mente por la Imaginación, adquiere
un poder capaz de dominar todas las fuerzas del Universo y podrá dominar los
fenómenos de la naturaleza. La mente Divina del Íntimo es la soberana del
Cosmos y cuando la imaginación del hombre se conecta con esta MENTE, los
poderes del hombre serán divinos. Por la concentración en un objeto del mundo
fenomenal se descubre la verdadera naturaleza del objeto en sí mismo, en el
mundo de la verdad.
Enfocando el pensamiento en un solo objeto podemos
conocer todos los pormenores de dicho objeto sea físico, mental o espiritual.
Sostener la Imaginación en alguien, es enfocar nuestros rayos en él e inyectarle
nuestros deseos. La visión mental de un hombre es tan penetrante que puede
rasgar el velo que oculta las verdades universales y le será posible
conocerlas. Quien se abstrae del mundo externo y dirige su concentración al
mundo del Íntimo, reconoce la Única Verdad del Universo, se siente que es el
mismo Dios y puede decir con Pablo:
"Ni ojos humanos vieron, ni oídos oyeron jamás, lo
que preparó Dios a sus elegidos", porque en este estado el hombre penetra
al Tercer Cielo, el mundo de la mente Abstracta, sintiéndose Dios y domina sobre
los espíritus invisibles.
El conocimiento de que el Íntimo todo lo penetra,
emancipa al hombre de la esclavitud, de la ignorancia. Todo lo que existe, es
la imagen proyectada de la mente del hombre; porque cuando el Absoluto quiere
crear se vale de la imaginación humana y ella es la causa de la diversidad en
la Unidad. El Amor para unos es un pasatiempo, para otros es un placer;
mientras que para el místico es la perfección: todos sienten el amor uno, pero
cada individuo percibe el objeto del amor según la imagen de su propia mente y
de sus deseos; mas, para volver a la Unidad por medio del Amor, es necesario analizarlo
y sentirlo sin desear sus frutos. Todo aparece según el cristal con que se
mira; pero la verdad de la Unidad se la puede ver cuando no se emplea ningún
cristal; de manera que aquel que se fía de sus sentidos corporales y los emplea
como cristales no puede adquirir el conocimiento de la Unidad por medio del pensamiento
abstracto. El pensamiento sostenido en lo Abstracto, nos aleja de lo adquirido
por los sentidos y descubre la verdadera causa del fenómeno que nos parece
misterioso.
No es por demás anticipar estas explicaciones para que el
aspirante pueda aplicar con eficacia, desde el comienzo de sus estudios,
ciertas reglas y ejercicios especiales que le ayudan en el sendero de la Unión
por medio del pensamiento. Ya hemos dicho que la Unidad está más allá de la
concepción humana. Para el equilibrio de dos platillos de una balanza, se
necesita un punto medio sobre el cual se apoye. Platón decía que el hombre es
una cabeza, a la cual los Dioses, ministros y servidores de Dios, habían puesto
miembros y un organismo que le valiera para poder transportarse de un sitio a
otro. Para conocer la Unidad del hombre tenemos que admitir en él tres
divisiones o tres entidades distintas y unidas.
La primera división que es la más inferior es el vientre
donde se elabora la materia física de que se compone el organismo. Esta parte
toma del mundo material por medio de la boca, las diversas sustancias de
alimentos para nutrir el cuerpo. En esta división reina una entidad inteligente
que prepara el alimento de la sangre; pero a este alimento lo impregna de sus
atributos que son las sensaciones y los instintos.
La segunda división es la parte central o el pecho; es la
residencia del ÁNIMA (alma) que se apodera de lo que elaboró el vientre, lo
dinamiza, por el aire oxigenado, respirado por la nariz, renovando en los
glóbulos rojos la energía perdida, por medio de la aspiración y la espiración.
En esta parte se halla la vitalidad de la cual nacen los sentimientos y las
pasiones.
La parte tercera que es la superior o la cabeza, extrae
de la sangre, por medio del cerebelo y el sistema nervioso, la energía
nerviosa, la almacena en el sistema central del cuerpo. Esta energía es la que
origina el movimiento en el organismo. En esta división del cuerpo reside la
inteligencia, y la comprensión pasiva del pensamiento concreto.
Esta trinidad del cuerpo físico, trinidad necesaria
para la vida, está unida bajo el dominio del cerebro, órgano de los sentidos y
de la expresión de la energía orgánica. En este centro de unión de las tres se
encuentra la voluntad creadora y la inteligencia activa que recibe sus leyes
del mundo abstracto del Dios Íntimo.
El Íntimo, Dios, cuya "Esencia es Poder, Sabiduría y
Acción" refleja en su Interior infinidades de formas inertes, en las cuales
EL no puede saber actuar, ni tiene poder en ellas, ni por medio de ellas. EL
conoce, pero ellas no piensan; EL quiere, pero ellas no desean; EL actúa, pero
ellas no se mueven. Esta conglomeración de formas se denomina materia, forma,
cuerpo. A fin de que el YO ÍNTIMO pueda ser el CONOCEDOR y el NO-YO cuerpo lo
conocido, fue necesario establecer entre ellos una relación definida que es el
conocimiento entre los dos. Este conocimiento es una relación dual, a saber: la
conciencia de un YO y el reconocimiento de su contraparte que es el NO-YO, y
que su presencia en contraposición una de otra, es necesaria para que
debidamente resulte el conocimiento.
De esta manera tenemos: El Conocedor, lo conocido y el
conocimiento, o esto otro: El pensador, lo pensado y el pensamiento, que son
tres en uno, cuya comprensión es necesaria para emplear el poder del
pensamiento en auxilio del mundo.
Según la filosofía occidental, la mente es el Conocedor,
el objeto es lo conocido; la relación entre ambos es el conocimiento. Cuando
comprendemos la naturaleza de los tres habremos dado un gran paso, hacia el
conocimiento de nosotros mismos en que consiste la mayor Sabiduría cuyo fin es poner
término al dolor, elevando a la humanidad del abismo de la separatividad al
conocimiento de la Unión donde cesa el dolor.
Para esto piensa el conocedor y busca el conocimiento que
conduce a la paz y a la felicidad.
El pensamiento dibuja una idea, forma y una imagen
mental; la imagen mental impulsa al hombre al acto; el acto es el origen del
hábito; la repetición del acto forma el carácter y el carácter es el padre de la
voluntad.
M.’.M.’.EVERARDO CERECERO MARTINEZ
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