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EL SILENCIO

El silencio es la primera piedra del templo de la filosofía. Escucha, serás sabio; el comienzo de la sabiduría es el silencio. – Pitágoras
Y tenemos que admitir que tenemos poca capacidad para soportar el silencio sin sentirnos incomodos, ya que quizás aún no aprendemos que el silencio también es una forma de comunicación, a veces incluso más efectivo que cualquier palabra que podamos articular.
Al iniciar una tenida, ya decorados y cada QH:. En su puesto, el VM:. Indica “silencio en logia” (puede variar según los orientes), ese momento, especial, particular y único, es el tiempo de cambio y apaciguamiento interior. Dejamos todos nuestros conflictos profanos para prepararnos a trabajar en la piedra bruta, en nuestro templo interior.
Las grandes elevaciones del alma no son posibles sino en la soledad y en el silencio. – Arturo Graf

Pero, además, en el grado de aprendiz y posteriormente en el de compañero, aun no se posee el don de la palabra. Y esto, que inquieta a muchos QQHH Apre:. Y Comp:. Es esencial, porque permite el ejercicio de dominar los impulsos mas profanos e impulsivos y posiblemente destructivos producto de su poco dominio o conocimiento del total de las herramientas que se le han ido otorgando en su carrera masónica.
Incluso, aun ya en la posesión de la maestría masónica, no dejamos de acatar el silencio, a veces por imposición propia. Ese callar autoimpuesto requiere templanza, autodeterminación y disciplina. Es duro, pero a la final esos actos dentro de logia, o en la vida profana generan frutos impalpables de razón, sabiduría y autocontrol. Y el silencio “revela”. En el Evangelio según San Juan se hace referencia de forma implícita a ese “espacio vacío”, llenado por el Verbo en su manifestación: “En el Principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.” (San Juan, 1-1). De donde se podría deducir entonces, aceptando la mencionada tesis de Henrí Stéphane, que el silencio es la antepuerta de la Revelación. (Abbé Henri Stéphane 1907-1985, Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo XI, Epistemología).
Pero, la revelación de que? Pues, de nosotros mismos!
“Cuando callas también hablas de ti mismo.
Cuando callas un secreto, conozco tu fidelidad de amigo.
 Cuando callas tu propio dolor, conozco tu fortaleza.
Cuando callas ante el dolor ajeno, conozco tu amor al prójimo.
Cuando callas ante la injusticia, conozco tu valor y compromiso.
Cuando callas ante lo imposible, conozco tu madurez y dominio de sí.
 Cuando callas ante la estupidez ajena, conozco tu sabiduría.
Cuando callas ante los fuertes y poderosos, conozco tu altura de miras.
 Cuando callas ante lo que ignoras, conozco tu prudencia.
Cuando callas tus propios méritos, conozco tu humildad y grandeza. (Anónimo)”

Incluso, en cursos de comunicación indican que la palabra solo ocupa un 20% del total, un poco el ritmo, el tono y un 60% los silencios. O sea que nos expresamos más con los gestos, postura y miradas que con el uso de la palabra hablada. Podemos estar en silencio y ofrecer amor, comprensión y afecto recordando aquella famosa frase que dice: “no nos amamos lo suficiente, como para estar en silencio” y podemos callar para no dañar o callar para dañar; se puede ser grosero con el silencio, pero también se puede mostrar admiración y respeto. Es ambiguo.

PERO, a veces el silencio no es bueno, es amargo y doloroso. Quedarnos callados ante la injuria, injusticia o amedrentamiento, no es precisamente una actitud masónica y mucho menos humana.
Meditar sobre el silencio y su uso es una base fundamental en nuestro crecimiento como masones y como humanos. El proceso biopsicosocial que implica su actuación para con otros y con nosotros mismos genera impactos positivos o negativos según su hábil y sabio uso.
Es una total dicotomía la cual en el transcurso de nuestra vida erraremos o saldremos airosos. Y solo podremos aprender.
Me preocupa más cuando el silencio es “lejanía”, “desapego”, “resignación”. Porque se usa como una forma de escudo, para no ser dañado. Es es ver “pasar los toros detrás de la barrera”, porque a veces, la palabra es la que conlleva al silencio; propio o de otros.
Que tanto cambiarían las relaciones dentro y fuera del templo si pudiéramos hacer “silencio activo”? Con nuestro entorno? Y con nuestra propia naturaleza, si nos escucháramos mas, apagando nuestros impulsos y dejando que nuestra conciencia se haga presente?
El silencio activo, y su práctica es más una virtud que un defecto; siempre que se sepa aplicar adecuadamente. Y ese el que me parece que todos debemos practicar.
Hay silencios de todos los tipos y transpiran distintos significados. – Charlotte Brontë
Es cuanto QQHH:.

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