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HUMILDAD

*Gotas de Sabiduría*

*“Es difícil ser humilde”*, dice una vieja canción, “cuando eres perfecto en todo”. Por supuesto, muy pocas personas creen que son perfectas en todo, pero aun así puede ser difícil ser humilde, especialmente cuando vives en una sociedad que fomenta la competencia y la individualidad. A pesar de esto, en esta cultura, la humildad es una virtud importante también. Aprender a ser humilde es de primordial importancia en la mayoría de las religiones y tradiciones espirituales, y la humildad también puede ayudarte a tu desarrollo personal y a disfrutar mejores relaciones con los demás.

Reconoce que no eres el mejor en todo, ni siquiera en una cosa. No importa cuán talentoso seas, siempre habrá alguien que pueda hacer algo mejor que tú. Identifica a quienes sean mejores que tú y las áreas en las que puedas mejorar.

Nunca nadie es el mejor en algo. Así seas el mejor del mundo haciendo algo, siempre habrá otras cosas que no puedas hacer y tal vez nunca lo logres.

Reconocer tus limitaciones no significa abandonar tus sueños, ni tampoco dejar de aprender nuevas cosas o de perfeccionar tus habilidades. Simplemente significa admitir que, como seres humanos, ninguno de nosotros es perfecto y puede hacer todo por sí mismo.

Reconoce tus faltas. Juzgamos a los demás porque es mucho más fácil que mirarnos a nosotros mismos.

Desafortunadamente, es algo completamente innecesario y en muchos casos contraproducente.  Juzgar a los demás causa conflictos en las relaciones y dificulta el desarrollo de nuevas relaciones. Incluso aún peor, hace que dejemos de intentar mejorar nosotros mismos. Juzgamos a los demás todo el tiempo, generalmente sin darnos cuenta.

Como ejercicio práctico, puedes jugar a descubrir los momentos en que juzgues a otra persona o grupo sin proponértelo.  Entonces júzgate a ti mismo y reflexiona sobre cómo puedes mejorar.  Después de todo, tú no puedes controlar las decisiones y el comportamiento de otras personas, pero puedes controlar los tuyos. Esfuérzate para hacer frente a tus defectos. Recuerda que el crecimiento y el perfeccionamiento es un proceso que dura toda la vida, incluso si eres experto en algo.

Sé agradecido por lo que tienes. Supongamos que te graduaste de una universidad prestigiosa con el primer puesto de tu clase.  Realmente mereces reconocimiento por las horas de estudio y empeño que hayas puesto en tu desarrollo académico. Imagina ahora a una persona tan inteligente y dedicada como tú, pero con una familia que no la apoya, que haya nacido en un lugar diferente o simplemente que haya tomado una mala decisión en el pasado.  Podrías estar en sus zapatos en este momento. Debes tener en cuenta que con una mala decisión en el pasado, tu vida actual sería completamente diferente y asimismo, las buenas decisiones que tomes hoy, podrían cambiar tu vida positivamente. A pesar de que sin duda alguna hayas trabajado duro para tener lo que tienes, no podrías haberlo hecho todo sin el apoyo de otras personas. Todo lo que hacemos es el resultado de lo que muchas otras personas han hecho por nosotros. Es debido a las personas que nos rodean que mejoramos y nos convertimos en mejores personas en algún momento, para que podamos lograr nuestras metas.

No temas cometer errores. Gran parte de ser humilde consiste en aceptar que cometerás errores.  Asimila esto, así como el hecho de que todos cometemos errores y te quitarás un gran peso de encima. Sin embargo, esto no significa que debas ser descuidado.  Trata de evitar errores obvios, pero no tengas miedo de probar métodos o maneras nuevas de alcanzar tus metas. Cada persona puede conocer sólo una pequeña parte del inmenso conocimiento acumulado en el pasado.  Siempre habrá personas más mayores y más sabias que tú. Podría valer la pena escuchar las opiniones de las personas mayores, aunque tú debes ser quien tome la decisión en base al conocimiento que obtengas de ellas.

Reconoce tus errores. A pesar de que puedas temer que las personas se molesten y se frustren contigo, siempre es mejor admitirlo que ocultarlo. Ya sea si has hecho algo equivocado en tu papel de jefe, padre o madre de familia o amigo, las demás personas valorarán tu disposición de reconocer que no eres perfecto y que te estás esforzando para ser mejor persona y mejorar la situación. Reconocer tus faltas demuestra que no eres obstinado, egoísta ni que estás indispuesto a ser imperfecto. Reconocer tus errores hará que los demás te tengan mayor respeto, ya sean tus hijos o tus colegas del trabajo.

No alardees. Está bien tener una autoestima saludable y sentirse orgulloso de tus logros, pero a nadie le gusta cuando alguien trata constantemente de llamar la atención y mostrar sus propios logros. Si sientes que realmente has hecho algo increíble, lo más probable es que las personas ya habrán empezado a notarlo, y llegarán a respetarte incluso más por tu humildad. Esto no implica que debas mentir acerca de tus logros. Si alguien te pregunta si corriste una maratón, entonces es perfectamente aceptable decir "sí". Pero no hables constantemente de lo maravilloso que estuviste al correr la maratón, o al alcanzar otras metas.

Sé considerado en las conversaciones. La gente humilde no tiene que ser sumisa, porque ser humilde no significa no tener ninguna autoestima.

Sin embargo, una persona humilde debe ser consciente de todos en la conversación y no debe hablar mal o interrumpir a nadie.  Como persona humilde, debes reconocer que todos, incluyéndote a ti, tienen sus propios objetivos y sueños, y es posible que quieran hablar sobre sus logros y sus opiniones sobre las cosas.

No te lleves todo el crédito. Es cierto, asaste un filete suculento o terminaste un proyecto complicado en el trabajo, pero ¿realmente lo lograste todo tú solo? De ser así, felicidades, pero lo más probable es que alguien más haya contribuido a tu éxito.

Así que, cuando alguien te felicite, responde: “No podría haberlo logrado sin…” o “…ayudó muchísimo, también”. No hables sin parar acerca de lo mucho que “tú” trabajaste solo para terminar determinada tarea.

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