Al igual que el delantal, los guantes siempre deben usarse con las manos puestas, para que no se manchen o para protección.
El guante también es un adorno; nuestras manos desnudas presentan anillos como el anillo de bodas para los recién casados y los casados, o sí, un pastel de un curso universitario y, más comúnmente, como un simple adorno, especialmente para las mujeres.
El guante protege y, por otro lado, constituye una prueba de una vida correcta, ya que no tiene manchas, ya sea sucio o de sangre.
El masón los usa como un recordatorio del sacrificio de Hiram Abiff; los compañeros en la construcción del Templo de Salomón, que usaban guantes para el delicado trabajo que debían realizar, deben mostrarles impecables al final del viaje; pero los tres asesinos los habían manchado de sangre y por eso trataron de quitárselos, huyendo sin su protección.
Aparte de los fríos días de invierno, hoy ya no usamos guantes como complemento de la ropa; Lo usamos en la Logia precisamente para simbolizar el comportamiento moral digno de la filosofía masónica.
Cuando miramos nuestras manos, un objeto constante de nuestro interés, recordamos que siempre deben mantenerse limpias, y que nuestra visión nunca puede vislumbrar manchas comprometedoras.
El guante también es un adorno; nuestras manos desnudas presentan anillos como el anillo de bodas para los recién casados y los casados, o sí, un pastel de un curso universitario y, más comúnmente, como un simple adorno, especialmente para las mujeres.
El guante protege y, por otro lado, constituye una prueba de una vida correcta, ya que no tiene manchas, ya sea sucio o de sangre.
El masón los usa como un recordatorio del sacrificio de Hiram Abiff; los compañeros en la construcción del Templo de Salomón, que usaban guantes para el delicado trabajo que debían realizar, deben mostrarles impecables al final del viaje; pero los tres asesinos los habían manchado de sangre y por eso trataron de quitárselos, huyendo sin su protección.
Aparte de los fríos días de invierno, hoy ya no usamos guantes como complemento de la ropa; Lo usamos en la Logia precisamente para simbolizar el comportamiento moral digno de la filosofía masónica.
Cuando miramos nuestras manos, un objeto constante de nuestro interés, recordamos que siempre deben mantenerse limpias, y que nuestra visión nunca puede vislumbrar manchas comprometedoras.
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