Los masones son conocidos como "los hijos de la luz".
El nombre no es pretencioso, porque la Luz simboliza la "iluminación de la mente", a través del ejercicio constante para el desarrollo dirigido a comprender que la vida constituye el conjunto de valores por encima de lo que es vegetativo y común.
“Hijos de la luz" es lo contrario de "hijos de la oscuridad".
El masón se ilumina extrayendo la luz necesaria de su interior.
Entonces puede hacerlo, ya que la luz nace desde adentro.
Obviamente, esta luz tiene diferentes dimensiones que la luz que estamos acostumbrados a ver y, más comúnmente, la luz solar.
El masón nunca vive en la oscuridad.
Para los cristianos, la luz del mundo es Jesús, el Cristo, quien dejó en claro en su evangelización que todos sus seguidores serán hijos de la luz.
El cadáver es algo que no se mueve, no oye, no emite sonidos, no sabe y no tiene tacto, es ciego y sin luz; en resumen, un ser "aniquilado".
No queremos que nos maten espiritualmente; cada masón debe tratar de encontrar su propia luz, ya que estaba destinada a ello cuando se la retira del mundo profano y la conduce a la iniciación.
El nombre no es pretencioso, porque la Luz simboliza la "iluminación de la mente", a través del ejercicio constante para el desarrollo dirigido a comprender que la vida constituye el conjunto de valores por encima de lo que es vegetativo y común.
“Hijos de la luz" es lo contrario de "hijos de la oscuridad".
El masón se ilumina extrayendo la luz necesaria de su interior.
Entonces puede hacerlo, ya que la luz nace desde adentro.
Obviamente, esta luz tiene diferentes dimensiones que la luz que estamos acostumbrados a ver y, más comúnmente, la luz solar.
El masón nunca vive en la oscuridad.
Para los cristianos, la luz del mundo es Jesús, el Cristo, quien dejó en claro en su evangelización que todos sus seguidores serán hijos de la luz.
El cadáver es algo que no se mueve, no oye, no emite sonidos, no sabe y no tiene tacto, es ciego y sin luz; en resumen, un ser "aniquilado".
No queremos que nos maten espiritualmente; cada masón debe tratar de encontrar su propia luz, ya que estaba destinada a ello cuando se la retira del mundo profano y la conduce a la iniciación.
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