Es la propiedad y tendencia de cada ser, humano o no, por un principio universal establecido en la creación.
La ciencia evoluciona como la filosofía.
Aquí, no se discute la evolución de las especies, sino la evolución social, cuando el esfuerzo individual contribuye a hacer que la sociedad se sienta más plena y feliz.
El Mason evoluciona con cada sesión a la que asiste, tanto para el mejor conocimiento que adquiere como para la mejora de su conducta social.
Se predica el amor fraternal, y esto, obviamente, no se limita a la relación entre los Hermanos Masónes, sino que se refleja en el comportamiento general, en contacto con lo profano, en la mejora de la familia.
Cada masón tiene el deber de evolucionar diariamente; debe reprimir sus instintos, reeducar su filosofía de vida y ver en otros, no un competidor y un enemigo, sino alguien que es la criatura de Dios y que merece nuestro afecto y buena voluntad.
La evolución es dinámica y visible;
Está claro cuándo el Masón cambia para ser un mejor ciudadano y un mejor jefe de familia.
Esta evolución debe ser consciente, equilibrada y controlada.
El masón, en primer lugar, debe ser lo suficientemente inteligente como para transformarse en su propio beneficio, para el propio y para la sociedad.
La ciencia evoluciona como la filosofía.
Aquí, no se discute la evolución de las especies, sino la evolución social, cuando el esfuerzo individual contribuye a hacer que la sociedad se sienta más plena y feliz.
El Mason evoluciona con cada sesión a la que asiste, tanto para el mejor conocimiento que adquiere como para la mejora de su conducta social.
Se predica el amor fraternal, y esto, obviamente, no se limita a la relación entre los Hermanos Masónes, sino que se refleja en el comportamiento general, en contacto con lo profano, en la mejora de la familia.
Cada masón tiene el deber de evolucionar diariamente; debe reprimir sus instintos, reeducar su filosofía de vida y ver en otros, no un competidor y un enemigo, sino alguien que es la criatura de Dios y que merece nuestro afecto y buena voluntad.
La evolución es dinámica y visible;
Está claro cuándo el Masón cambia para ser un mejor ciudadano y un mejor jefe de familia.
Esta evolución debe ser consciente, equilibrada y controlada.
El masón, en primer lugar, debe ser lo suficientemente inteligente como para transformarse en su propio beneficio, para el propio y para la sociedad.
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