La magia ha sido a menudo definida corno un arte, pero rara vez como ciencia. En realidad es las dos cosas: un arte, ya que es la expresión del ingenio humano para adaptar los elementos naturales para uso del hombre, y también una ciencia, pues su conocimiento se logra a través de estudio y práctica. Antes que el mago pueda formar el mundo de acuerdo a sus deseos, debe seguir un largo y minucioso entrenamiento.
Las escuelas esotéricas, sociedades de ocultismo y extensos períodos de aprendizaje que son requerimientos absolutos de muchos grupos de magia, son el equivalente a los cursos de estudio exigidos por importantes universidades para otorgar un grado. Aunque hay personas naturalmente dotadas con poderes psíquicos, deben aún aprender cómo dirigir y concentrar su voluntad para practicar la magia efectivamente.
El poder mal dirigido o fuera de control, puede ser muy peligroso y originar un daño severo en la personalidad y el bienestar físico del mago. Las energías psíquicas liberadas por el practicante de magia deben ser apropiadamente dirigidas; de otra manera, tratarán de manifestarse por sí mismas en formas inesperadas y aterrorizantes. Por tal razón el autocontrol es una de las rígidas exigencias de la magia, y para adquirirlo, el posible mago debe estar sujeto a pruebas rigurosas. Los ritos de iniciación primitivos son ejemplos de las duras pruebas a las cuales debe someterse el mago antes de poder practicar la magia efectivamente y sin temor.
Los peligros al practicar la magia son bastante reales, pues las fuerzas que son manejadas a la voluntad del mago son parte inherente de su mente y la naturaleza. Las premisas de los magos están lejos de ser algo falso, como creen algunos eruditos. Ellas no son el resultado de la poca lógica del mago, sino una adaptación precisa de las leyes naturales para el funcionamiento de la magia. Por ejemplo Frazer, cuyo famoso trabajo The Golden Bough se ha convertido en un clásico de la magia primitiva, considera la magia como “una ciencia falsa y un arte abortivo”. Aunque su análisis acerca de los principios de la magia son esencialmente correctos, su comprensión del verdadero significado de la magia no es objetivo; la magia como ciencia está basada en las leyes de la naturaleza, las cuales son inmutables y eternas. Ninguna especulación por parte de los eruditos va a afectar la ley de la gravedad o las leyes de adhesión y cohesión, o la afinidad entre el polo positivo y el negativo, que son precisamente algunas de las leyes en las que se basan las premisas científicas de la magia. Igualmente, la magia como arte no está sujeta a los caprichos del mago; nada sucederá en el mundo material, sea o no mágico, si no está de acuerdo a las leyes de la naturaleza. Adherirse a estas leyes es el constante interés del mago.
Lo que hace el mago, que los eruditos no comparten, es antropomorfizar las fuerzas de la naturaleza, identificándolas como dioses o espíritus. Esto es hecho a propósito para absorber dichas energías en la personalidad mágica, y mejor aún controlarlas. El hechicero primitivo lo hacía instintivamente; un serio estudiante de magia lo hace conscientemente. Pero, tanto el practicante de magia educado como el ignorante, están relacionados con lo mismo (controlar la naturaleza y sujetarla a su voluntad). Sin el control apropiado no hay magia, sólo problemas.
El período de estudio de un verdadero mago es toda su vida. Lo que los ocultistas modernos llaman “el gran trabajo”; nunca es realmente terminado sobre la tierra. Incluso cuando un mago alcanza la apoteosis del conocimiento y el poder, logra su máximo objetivo y se une a Dios, necesita continuar trabajando, esta vez en beneficio de la creación en general. Durante las primeras fases del aprendizaje y entrenamiento de un individuo en el campo de la magia, aún es un neófito o principiante, todavía está afuera de la puerta del templo (el templo en este sentido significa el edificio del conocimiento esotérico). A medida que los estudios continúan y aumenta el entendimiento del neófito, la puerta de los misterios se abre para él y luego experimenta la primera de muchas iniciaciones. Desde este momento, dicho individuo se conoce como un iniciado en los misterios. A veces una persona puede decidir estudiar magia por sí sola, tal vez debido a que no encuentra un maestro apropiado o un grupo esotérico de su gusto, o es posible que quiera trabajar en solitario. En este caso se cree que los llamados “maestros ocultos” ayudan a esta clase de estudiantes, y los guían telepáticamente durante el aprendizaje. Estos maestros existen en los que se conocen como planos internos, y son almas avanzadas que han decidido renunciar a su derecho de felicidad espiritual para enseñar y guiar a los individuos que inician el camino de la magia. Con el tiempo el aprendiz es dirigido desde los planos internos para que escoja la iniciación apropiada hacia los misterios. En otras ocasiones, cuando una persona busca conocimiento mágico y está insegura de dónde debe comenzar, dichos maestros la guiarán hacia el tutor o grupo adecuado. El encuentro entre el maestro y el discípulo sucederá de manera coincidencial. Sin embargo, todos los magos saben que no hay casualidades en el mundo espiritual ni en el físico, y que todos los llamados acontecimientos fortuitos son en realidad programados por las fuerzas cósmicas. Poco antes de morir, Jung se había ocupado en estudiar lo que él mismo llamó sincronismo, un fenómeno humano que explica la ocurrencia de sucesos casuales como el resultado de la interrelación de las fuerzas cósmicas en el espacio-tiempo continuo, una parte del inconsciente que mezcla el pasado, presente y futuro en la eternidad. Muchos años después de su primera iniciación, y después de un largo tiempo practicando la magia, el iniciado se convierte finalmente en adepto. Esto significa que ha realizado su voluntad y encontrado el conocimiento verdadero.
El adepto es sabio, un ser humano altamente espiritual que sin embargo tiene control del mundo material. Es un individuo que tiene un equilibrio mental, físico y espiritual, y nunca pierde el control, ya que su personalidad se ha sintetizado en una armonía perfecta. El proceso de entrenamiento en la magia es similar al proceso de psicoanálisis, que busca el balance armonioso de los elementos psíquicos dentro de un individuo. La diferencia con la magia es que ésta busca constantemente síntesis, no sólo en la mente y el alma del mago, sino también en la naturaleza y el mundo material. El mago debe encontrar correspondencias e identificación entre él mismo y todo lo que existe. Cuando lo logra, finaliza el proceso mágico y es una persona con poder; ha desarrollado su dios interior.
Las escuelas esotéricas, sociedades de ocultismo y extensos períodos de aprendizaje que son requerimientos absolutos de muchos grupos de magia, son el equivalente a los cursos de estudio exigidos por importantes universidades para otorgar un grado. Aunque hay personas naturalmente dotadas con poderes psíquicos, deben aún aprender cómo dirigir y concentrar su voluntad para practicar la magia efectivamente.
El poder mal dirigido o fuera de control, puede ser muy peligroso y originar un daño severo en la personalidad y el bienestar físico del mago. Las energías psíquicas liberadas por el practicante de magia deben ser apropiadamente dirigidas; de otra manera, tratarán de manifestarse por sí mismas en formas inesperadas y aterrorizantes. Por tal razón el autocontrol es una de las rígidas exigencias de la magia, y para adquirirlo, el posible mago debe estar sujeto a pruebas rigurosas. Los ritos de iniciación primitivos son ejemplos de las duras pruebas a las cuales debe someterse el mago antes de poder practicar la magia efectivamente y sin temor.
Los peligros al practicar la magia son bastante reales, pues las fuerzas que son manejadas a la voluntad del mago son parte inherente de su mente y la naturaleza. Las premisas de los magos están lejos de ser algo falso, como creen algunos eruditos. Ellas no son el resultado de la poca lógica del mago, sino una adaptación precisa de las leyes naturales para el funcionamiento de la magia. Por ejemplo Frazer, cuyo famoso trabajo The Golden Bough se ha convertido en un clásico de la magia primitiva, considera la magia como “una ciencia falsa y un arte abortivo”. Aunque su análisis acerca de los principios de la magia son esencialmente correctos, su comprensión del verdadero significado de la magia no es objetivo; la magia como ciencia está basada en las leyes de la naturaleza, las cuales son inmutables y eternas. Ninguna especulación por parte de los eruditos va a afectar la ley de la gravedad o las leyes de adhesión y cohesión, o la afinidad entre el polo positivo y el negativo, que son precisamente algunas de las leyes en las que se basan las premisas científicas de la magia. Igualmente, la magia como arte no está sujeta a los caprichos del mago; nada sucederá en el mundo material, sea o no mágico, si no está de acuerdo a las leyes de la naturaleza. Adherirse a estas leyes es el constante interés del mago.
Lo que hace el mago, que los eruditos no comparten, es antropomorfizar las fuerzas de la naturaleza, identificándolas como dioses o espíritus. Esto es hecho a propósito para absorber dichas energías en la personalidad mágica, y mejor aún controlarlas. El hechicero primitivo lo hacía instintivamente; un serio estudiante de magia lo hace conscientemente. Pero, tanto el practicante de magia educado como el ignorante, están relacionados con lo mismo (controlar la naturaleza y sujetarla a su voluntad). Sin el control apropiado no hay magia, sólo problemas.
El período de estudio de un verdadero mago es toda su vida. Lo que los ocultistas modernos llaman “el gran trabajo”; nunca es realmente terminado sobre la tierra. Incluso cuando un mago alcanza la apoteosis del conocimiento y el poder, logra su máximo objetivo y se une a Dios, necesita continuar trabajando, esta vez en beneficio de la creación en general. Durante las primeras fases del aprendizaje y entrenamiento de un individuo en el campo de la magia, aún es un neófito o principiante, todavía está afuera de la puerta del templo (el templo en este sentido significa el edificio del conocimiento esotérico). A medida que los estudios continúan y aumenta el entendimiento del neófito, la puerta de los misterios se abre para él y luego experimenta la primera de muchas iniciaciones. Desde este momento, dicho individuo se conoce como un iniciado en los misterios. A veces una persona puede decidir estudiar magia por sí sola, tal vez debido a que no encuentra un maestro apropiado o un grupo esotérico de su gusto, o es posible que quiera trabajar en solitario. En este caso se cree que los llamados “maestros ocultos” ayudan a esta clase de estudiantes, y los guían telepáticamente durante el aprendizaje. Estos maestros existen en los que se conocen como planos internos, y son almas avanzadas que han decidido renunciar a su derecho de felicidad espiritual para enseñar y guiar a los individuos que inician el camino de la magia. Con el tiempo el aprendiz es dirigido desde los planos internos para que escoja la iniciación apropiada hacia los misterios. En otras ocasiones, cuando una persona busca conocimiento mágico y está insegura de dónde debe comenzar, dichos maestros la guiarán hacia el tutor o grupo adecuado. El encuentro entre el maestro y el discípulo sucederá de manera coincidencial. Sin embargo, todos los magos saben que no hay casualidades en el mundo espiritual ni en el físico, y que todos los llamados acontecimientos fortuitos son en realidad programados por las fuerzas cósmicas. Poco antes de morir, Jung se había ocupado en estudiar lo que él mismo llamó sincronismo, un fenómeno humano que explica la ocurrencia de sucesos casuales como el resultado de la interrelación de las fuerzas cósmicas en el espacio-tiempo continuo, una parte del inconsciente que mezcla el pasado, presente y futuro en la eternidad. Muchos años después de su primera iniciación, y después de un largo tiempo practicando la magia, el iniciado se convierte finalmente en adepto. Esto significa que ha realizado su voluntad y encontrado el conocimiento verdadero.
El adepto es sabio, un ser humano altamente espiritual que sin embargo tiene control del mundo material. Es un individuo que tiene un equilibrio mental, físico y espiritual, y nunca pierde el control, ya que su personalidad se ha sintetizado en una armonía perfecta. El proceso de entrenamiento en la magia es similar al proceso de psicoanálisis, que busca el balance armonioso de los elementos psíquicos dentro de un individuo. La diferencia con la magia es que ésta busca constantemente síntesis, no sólo en la mente y el alma del mago, sino también en la naturaleza y el mundo material. El mago debe encontrar correspondencias e identificación entre él mismo y todo lo que existe. Cuando lo logra, finaliza el proceso mágico y es una persona con poder; ha desarrollado su dios interior.
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