Es una ceremonia universal y de antigua tradición; en sí no existe en la liturgia masónica.
El masón que se casa siente el placer de presentar a su esposa a sus cohermanos, y esto se hace en un ceremonial apropiado, que se llama: "Confirmación de Matrimonio" o "Reconocimiento Matrimonial". Durante la ceremonia, que es suave, romántica y emocional, los novios repiten su intención de permanecer fieles el uno al otro, durante toda su vida; La ceremonia se lleva a cabo dentro del templo.
Este ceremonial no reemplaza la ceremonia civil o religiosa; no se reconoce oficialmente y, por lo tanto, es solo un acto social, llevado a cabo en la privacidad de una Logia.
Hoy en día, el instituto del casamiento sufre una agresión despiadada; la juventud se aleja de las ceremonias civiles y religiosas; solo hay un "apareamiento".
Las separaciones y los divorcios crecen en una escala geométrica, y todo sugiere que pronto la ceremonia de la boda será cosa del pasado.
El masón, sin embargo, debe mantener el instituto y, sobre todo, la parte esotérica, es decir, la lealtad mutua en beneficio de la familia; La confirmación masónica refuerza este propósito, que, siendo universal, debería ser permanente.
El masón que se casa siente el placer de presentar a su esposa a sus cohermanos, y esto se hace en un ceremonial apropiado, que se llama: "Confirmación de Matrimonio" o "Reconocimiento Matrimonial". Durante la ceremonia, que es suave, romántica y emocional, los novios repiten su intención de permanecer fieles el uno al otro, durante toda su vida; La ceremonia se lleva a cabo dentro del templo.
Este ceremonial no reemplaza la ceremonia civil o religiosa; no se reconoce oficialmente y, por lo tanto, es solo un acto social, llevado a cabo en la privacidad de una Logia.
Hoy en día, el instituto del casamiento sufre una agresión despiadada; la juventud se aleja de las ceremonias civiles y religiosas; solo hay un "apareamiento".
Las separaciones y los divorcios crecen en una escala geométrica, y todo sugiere que pronto la ceremonia de la boda será cosa del pasado.
El masón, sin embargo, debe mantener el instituto y, sobre todo, la parte esotérica, es decir, la lealtad mutua en beneficio de la familia; La confirmación masónica refuerza este propósito, que, siendo universal, debería ser permanente.
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