El Maná del desierto vino desde el cielo para alimentar al pueblo hebreo en su huida a Egipto.
Sin embargo, esta comida no se pudo guardar para el día siguiente, ya que cambió y se echó a perder; la gente debía confiar en Jehová, quien diariamente le proporcionaba su maná celestial.
Moisés, por los poderes que tenía, logró conservar una porción del maná, colocándolo herméticamente cerrado en un jarrón colocado dentro del Arca de la alianza.
Ese arca se perdió; si alguna vez se encuentra, sin duda tendremos la solución al misterio.
El maná fue otro acto de la magia de Moisés.
El maná es el emblema de la mente que no se ve ni se toca, pero que existe, pero es la comida del cerebro.
Dios ha provisto lo que es necesario para su pueblo.
Cada masón debe tener fe en su Dios, ya que nunca falla.
Ese misterioso maná puede igualar los beneficios que la masonería tiene para sus afiliados.
Es necesario no desvanecerse y creer en lo que parece imposible e irreal, porque algún misterio se revelará algún día, ya sea en la vida o después de la vida, en otra dimensión.
El masón debe aceptar que el GADU es su protector y probador.
Por lo tanto, la vida será más feliz.
Sin embargo, esta comida no se pudo guardar para el día siguiente, ya que cambió y se echó a perder; la gente debía confiar en Jehová, quien diariamente le proporcionaba su maná celestial.
Moisés, por los poderes que tenía, logró conservar una porción del maná, colocándolo herméticamente cerrado en un jarrón colocado dentro del Arca de la alianza.
Ese arca se perdió; si alguna vez se encuentra, sin duda tendremos la solución al misterio.
El maná fue otro acto de la magia de Moisés.
El maná es el emblema de la mente que no se ve ni se toca, pero que existe, pero es la comida del cerebro.
Dios ha provisto lo que es necesario para su pueblo.
Cada masón debe tener fe en su Dios, ya que nunca falla.
Ese misterioso maná puede igualar los beneficios que la masonería tiene para sus afiliados.
Es necesario no desvanecerse y creer en lo que parece imposible e irreal, porque algún misterio se revelará algún día, ya sea en la vida o después de la vida, en otra dimensión.
El masón debe aceptar que el GADU es su protector y probador.
Por lo tanto, la vida será más feliz.
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