La masonería reserva un lugar destacado para las mujeres, especialmente en las obras de caridad, con la ornamentación de las Logias en los días festivos y con otras actividades sociales y artísticas.
En Iniciación, el Neófito recibe dos pares de guantes blancos; uno para su propio uso y el otro para donarlo a la mujer que más ama.
Con la evolución y la modernidad actuales, las mujeres están conquistando, junto a los hombres, un lugar de igualdad.
No pasará mucho tiempo antes de que la masonería femenina tenga un mayor protagonismo y un desarrollo natural.
Lo que no conviene, sin embargo, son las tiendas mixtas de mujeres, ya que la promiscuidad siempre es perjudicial y genera “cambios” de comportamiento; Ejemplos del pasado hacen que la masonería mantenga la prudencia de no incrementar la entrada de mujeres en la masonería.
El francmasón debe respetar a toda mujer, pariente o no, en lo que respecta a la moral y las costumbres.
Este respeto no se limita a las “cuñadas” o “hijas de los masones”, sino a toda mujer, observándola y tratándola con un ser humano virtuoso y la obra maravillosa del Creador.
El Masón debe llevar a su esposa a la Logia para fraternizar con el grupo femenino, ofreciendo un entorno social honorable.
Comentarios
Publicar un comentario