Marchar es un término masónico que significa "caminar".
Hay varias marchas en la liturgia masónica:
Comenzando por la del atrio, cuando en "procesión", los masones ingresan al templo en orden jerárquico, encabezada por los aprendices.
Está el andar individual, que consiste en los pasos que se dan en los turnos realizados por el Maestro de Ceremonias y hospitalarios; cada grado tiene su andar característico.
Cada marcha tiene su símbolo; está la marcha retrógrada, realizada durante una determinada iniciación.
Cada paso que dé el Masón no será en vano, ya que debe conducir a una meta;
Las marchas pueden consistir en un solo paso, varios o incluso un largo viaje.
El ascenso hacia Oriente, considerando que hay escalones por superar, altera la marcha, la cual debe obedecer al impulso y esfuerzo de superar el obstáculo.
Una vez finalizada la tenida, habrá otra marcha para la salida, con cada masón moviéndose de su lugar para unirse a la procesión; el orden se invertirá y los aprendices deberán jubilarse en último lugar.
El masón, al iniciar - incluso en el mundo profano - una marcha, no debe olvidar que “un primer paso” es el inicio del viaje y poner todos sus esfuerzos en él para llegar ileso al destino.
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