El Masón que propone un candidato a la Iniciación se convierte en el Padrino de ese candidato, quien, inmediatamente después del Iniciado, asume la condición de Maestro.
Para la presentación de un candidato mediante propuesta colocada en el Intercambio de Propuestas, el proponente deberá poseer el Título de Maestro Masón.
La decisión de presentar un candidato debe estar bien estudiada y tener al candidato plenamente consciente de su vida, ya que la Iniciación hará que ese candidato forme parte de la Familia Masónica.
La responsabilidad del proponente es moral; su frivolidad pondrá en peligro a todos los grupos.
A su vez, las consultas que se realicen deben ser rigurosas y solo se someterán a aprobación cuando el sindicato esté realmente calificado para unirse al grupo.
Cada discípulo tiene su Maestro; el padrino se convierte en el Maestro “privado” del Neófito, y debe seguir sus enseñanzas hasta que, a su vez, alcance el grado de maestría y pueda proponer lo profano y así ocupar el lugar de quien fue Maestro.
En una cadena sucesiva, el marco de una Logia se expande y forma el núcleo de la Orden.
El Masón debe esforzarse por hacer de su Maestro Oriente; debe estar activo y hacer sus preguntas para que se resuelvan.
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