Este nombre deriva de las antiguas asociaciones y corporaciones de artesanos.
Cuando la masonería estaba operativa, el taller era el baluarte del trabajo manual; posteriormente, este trabajo comenzó a apuntar al bienestar social; finalmente, se sublimó el trabajo, siendo los materiales trabajados los que componen al ser humano, en todos los aspectos, incluida la “superación personal”.
Las aristas producidas por los vicios, el masón debe quitarse de sí mismo, como imperfecciones, desobediencias y omisiones.
Es un trabajo constante, por lo que el taller masónico está siempre en funcionamiento.
La actividad de los masones no se limita a la frecuencia de su Logia, una vez a la semana.
Todos los días de la semana son días de trabajo y taller.
El trabajo es permanente; en logia, el francmasón parece "recargar" las pilas gastadas.
El consuelo y la pereza son males que hay que superar; el Francmasón siempre está al acecho y esperando la oportunidad de ayudar a sus Hermanos ya la sociedad.
El pecado no está en "hacer", sino en "no hacer".
Descuido es igual a retraso en el crecimiento.
La vida masónica es intensa.
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